“El cuerpo es un concepto que debe recurrir a distintas disciplinas para tratar de explicar aquello de materialidad que lo constituye: la biología, la estética, la medicina, la ley. Entonces, cuando la palabra lo aborda para dar cuenta de algo como una unidad bien definida, el espesor de la materia se disipa, se transforma en una nueva, cambia”.
Así nace “Desbordes”, una exposición que es el resultado de los “Encuentros afectivos del arte y la discapacidad”, realizado en 2021 por Mediación Comunitaria. La muestra es un trabajo colaborativo entre artistxs y creadorxs con discapacidad con la intención de provocar espacios de intercambio que permitan poner en común sus procesos creativos para construir nuevos sentidos desde la discapacidad a través de la reflexión sensible y crítica, sin caer en estereotipos, sobre todo de aquellos que la interpretan en el marco de la caridad, la patología y el asistencialismo que han estigmatizado sus cuerpxs.
Así se rompe con la concepción sobre la relación entre arte, la diversidad y la discapacidad como una rehabilitación o una actividad de terapia ocupacional, sino, por el contrario busca que el arte sea visto como puesta en común desde los afectos y los deseos; y reflexiona sobre las tensiones y luchas por los derechos desde las disidencias y resistencias de las discapacidades.
En el evento de inauguración se presentó el manifiesto colectivo que encapsula el sentir de todxs lxs participantes que atravesaron juntxs el proceso de creación y reflexión. Además, se registra el performance de lxs artistas: David Bustos y Andrea Mosquera, que ofrecieron un recital de varios de sus poemas creados conjuntamente en época de pandemia. Finalmente, se incluyen entrevistas de los visitantes que asistieron a la muestra.
Manifiesto colectivo
Conferencia Normalidad en crisis
Este encuentro fue llevado a cabo el 30 de marzo de 2023, durante el pudimos compartir reflexiones teórico-metodológicas desde América Latina, en torno a la relación arte-discapacidad; indagando experiencias artísticas desde las corporalidades discas, la apertura y accesibilidad de los programas de estudios para artistas discas en la región y el rol de los activismos.
Moderadora: Karina Marín
Ponentes: Luisina Castelli Rodríguez (Uruguay), Pablo Aguirre (Bolivia), Israel Idrovo (Ecuador).
Reflexiones acerca de la exposición
David Burgos
Memorias experiencia «Desbordes, Pulsiones discas de la intimidad».
Para mí Desbordes fue un proyecto lleno de magia. Desde el primer encuentro me sentí abrazado por una propuesta que, al mismo tiempo, significaba la necesidad de encontrar un nuevo camino, de viajar a lo más profundo de mi ser y sentirme en cada uno de los desbordes que me completan. Al iniciar el proceso creativo de mi exposición, inició también el proceso curativo de identificar y enfrentar la sombra que me habita, cada vez más reducida. En la inauguración llega el desborde en sí mismo, vuelvo a derramarme, a compartirme y a dejar una parte de mí en los ojos de quienes miraron, en los oídos de quienes escucharon, en las manos de quienes jugaron. Finalmente, el «Taller experimental de poesía» en el CAC+1 fue el complemento ideal que me permitió entender que, desde el inicio, el objetivo fue siempre transmitir a quienes nos visitaron, que el arte es el mejor espacio para mirarnos, sentirnos y desbordarnos.
Doménica Polo
La demanda de mi cuerpo es dejarse caer. Reflexiones a propósito de la muestra Desbordes. Pulsiones discas de la intimidad.
Semanas atrás, observaba mis libros amontonados en la mesa y las cajas de medicinas que he ido acumulando en estos últimos meses;tiempo en el cual mi cuerpo no ha dejado de arrastrarse y descender. Lo único que deseaba en mi cansancio, era que alguien me leyera afectuosa y lentamente todo aquello que no había logrado sostener entre mis manos. Mi labor artística, tanto como mi vida, ha sido completamente trastocada, atravesada y afectada por mi corporalidad disca, por aquellas articulaciones que no ceden, los músculos frágiles y una constante contradicción que siempre me acompaña. Mi cuerpo, mis experiencias y mi fatiga se han convertido en mis cómplices al resistir las predisposiciones de mi existencia. Por eso, todo aquello que enuncio y hago desde el arte no es más que una necesidad y una urgencia de existir y coexistir. Necesidad de aparición y diálogo. Son las palabras atragantadas que gradualmente busco digerir. Es un intercambio, una de las tantas maneras en las cuales me desgarro y me desarmo a la espera del encuentro. Desbordes. Pulsiones discas de la intimidad significó justamente eso, una reflexión continua e infinita de como transitar la existencia como cuerpo compartido y devenir espacio del desacomodo. Espacio de pausas. Las corporalidades dentro de la muestra pesamos y nos narramos a través de las potencias de nuestra intimidad y vulnerabilidad. Nos desbordamos evocando el deseo de detenernos. De sentir el cuerpo en toda su fragilidad. De pensarnos en conjunto. Nos desbordamos desde el vínculo de quienes nos sostienen, nos acompañan y nos cuidan afectuosamente. Desde la mirada del arte, que no exige apuro ni un orden lineal, pienso en todo el aprender y el hacer colectivo que se posicionó a partir de Desbordes. Pienso que las experiencias compartidas, las preguntas, reflexiones y sentires, son procesos presentes que se transforman para resignificar los cuidados e hilar en colectivo las varias formas de afectarnos juntxs. No creo que exista una manera completa para describir Desbordes porque fue, y sigue siendo, un proceso indefinido. Tampoco creo que me caben las palabras para expresar lo agradecida que estoy con quienes hicieron esta experiencia posible, personas con quienes atravesé camino, pensar y amistad. Así como también, con todo el equipo del CAC por el acompañamiento y los diálogos compartidos. Ahora finalizada la muestra, pienso en todo lo que fui antes y todo lo que soy ahora: revelación continua. Ahora soy tantas cosas y me nombro, me nombro, me nombro. Y soy mi madre, mi abuela y mis amigas sosteniendo amorosamente mi entereza, soy mi gata enroscada en mis piernas aliviando y otorgándome mil espacios de calor. Y ahora soy planta, soy casa que quema y se desmorona, soy pared húmeda que se desdibuja, se despinta, se desploma y se fractura para volver a armarse. Me he dejado caer porque solo así puedo empezar a escuchar las demandas de mi cuerpo. Arder, no es más que una manera de existir.
Incomodar para desaprender
Gabi Morejón
Desde el 2017 soy parte del equipo de Mediación Comunitaria de la Fundación Museos de la Ciudad. Mis primeros años transcurrieron en el Museo del Carmen Alto, un museo que se encuentra ubicado en un claustro de monjas Carmelitas. La primera vez que propuse al equipo del museo trabajar con jóvenes con discapacidad intelectual, recuerdo las caras de sorpresa, asombro, alegría y angustia, podía sentir los nervios de las personas que no habían tenido ninguna relación con discapacidad, sus dudas de no saber cómo actuar o cómo dirigirse a ellos, la primera solicitud fue “debemos tener una capacitación para saber sobre discapacidad intelectual y saber cómo debemos recibirles”, también pude sentir la emoción de las personas que a pesar de no tener la discapacidad cerca, les emocionó las posibilidades de trabajo que se podría generar.
Así inicia el proceso de incomodar a los museos con la presencia de la discapacidad para cuestionar nuestro propios discursos de accesibilidad e inclusión, uno de los cuestionamientos fue ¿realmente los museos son de todxs?. Son más comunes los acercamientos a la accesibilidad motora, auditiva y visual, pero ¿qué pasa con la accesibilidad cognitiva?. Entonces la propuesta fue trabajar junto a los jóvenes con discapacidad intelectual de la Fundación de Enseñanza Individualizada para Niños, Niñas y Adolescentes (EINA). Nos dimos cuenta que primero debíamos transformar en ellxs la percepción que tenían sobre los museos: “esos espacios aburridos que no se entienden”. Además donde no siempre se respetan los distintos ritmos de cada cuerpx, porque “atrás viene otro grupo”.
Trabajamos cuatro años en distintas propuestas. Cada vez que nos visitaban teníamos objetivos distintos, los recorridos tenían otro ritmo, con información más corta y precisa. En cada visita ibamos ampliando la información del museo, esto permitió cambiar su percepción inicial; uno de los proyectos hito junto a los jóvenes de Fundación EINA fue el proyecto Huerto Jardín Carmelita.
Durante este tiempo tuvimos varios cuestionamientos. Pudimos desaprender: reconocer que existen otrxs cuerpxs que tienen otras formas de habitar este mundo. Así, cuando nos dejamos afectar por la discapacidad se abrió para nosotrxs un universo de posibilidades de comunicación y de nuevos aprendizaje.
A los dos años de iniciar el proceso con Fundación EINA y al ver el trabajo que estábamos realizando, la Federación Ecuatoriana pro atención a las Personas con Discapacidad Intelectual y sus Familias (FEPAPDEM) nos propone co-diseñar un proyecto sobre Medidas de accesibilidad cognitiva en los museos de la FMC.
También soñamos con realizar una exposición con lxs jóvenes con discapacidad intelectual finalistas del primer concurso nacional de pintura “Mi mundo nuestro mundo” organizado por FEPAPDEM, La propuesta fue que lxs jóvenes realicen una reinterpretación de las obras del museo, según su interés para que dialoguen con la colección.
Pero antes de hacer realidad ese sueño, el destino me llevó a otro espacio y aterricé en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC), como parte del mismo equipo de Mediación Comunitaria. Un espacio con la posibilidad de cuestionar el campo del arte, sus normativas y elitismos. Uno de los primeros cuestionamientos fue ¿qué pasa cuándo la discapacidad entra en relación con el arte contemporáneo? La posibilidad de incomodar trajo -nuevamente- consigo renovadas perspectivas y desafíos, sobre todo sobre la accesibilidad cognitiva.
Nos preguntamos ¿cómo es y cómo ha sido la relación entre la discapacidad y los lugares del arte (hegemónicos)? ¿Cómo, en esta relación, podemos cuestionar la normalidad o lo que se nos ha dicho que es lo “normal”? ¿cómo la discapacidad -con sus diversas formas de percibir el mundo, tiempos, ritmos y estéticas- pueden cuestionar un sistema que históricamente les ha marginado, negando a estos cuerpxs habitar espacios de arte o ser artistas, por no ser considerados “aptos” o “capaces” de serlo?
Para esto, antes necesitábamos conocer el ámbito artístico y de la creación disca del país, saber cómo y desde dónde se están pensando, cuáles son sus cuestionamientos y demandas. Nos pusimos en contacto con Karina Marín e Isadora Parra, sabíamos que ellas venían generando procesos con la comunidad disca, juntas creamos los “Encuentros afectivos del arte y la discapacidad” en el 2021, con la intención de explorar la producción y expresiones creativas actuales y juntos co diseñar una exposición para 2022.
En las conversaciones iniciales nos dimos cuenta que estábamos alineadas en la metodología de los encuentros. Nuestro primer acuerdo fue construir espacios seguros y amorosos para el aprendizaje y desaprendizaje, en todo los sentidos: en el lenguaje, los tratos, ritmos y tiempos. El segundo, que sean espacios sin jerarquías, donde la horizontalidad siempre sea respetada.
Se realizaron cuatro encuentros durante dos días en el Centro de Arte Contemporáneo. Para describir sus dinámicas, cito de manera textual la metodología propuesta por Isadora y Karina:
El primer encuentro: El cuerpo de la enunciación con el objetivo de provocar un espacio de intercambio de sentires, pensares y emociones, que nos permita compartir nuestros quehaceres y percibir la potencia del hacer de lxs otrxs. El segundo encuentro: Diseccionar objetos: de la estigmatización a los afectos con el objetivo desde la relación con distintos objetos, se espera provocar reflexiones que puedan poner en discusión y politizar las nociones sobre estigma, identidad, pertenencia y cotidianidad. El tercer encuentro: Trazos y redes corporales con el objetivo de irrumpir el espacio y el tiempo, para poner en relación los trazos vitales y el espacio museal de manera que sea posible, mediante el gesto de la caminata de cada artista, dar cuenta de que cada cuerpo que habita la tierra es hacedorx de un trazo particular. El cuarto encuentro: Raíz: lenguas desobedientes con el objetivo de tensionar las relaciones que existen en el espacio museal con lxs artistas participantes para provocar intercambios con las obras expuestas, el espacio y su disposición, el quehacer artístico, el arte disca, las políticas afectivas, sus propias vitalidades e historias, en un espacio en común.
Los resultados que se obtuvieron de los encuentros fueron el inicio para soñar el co diseño de una exposición colaborativa, a través de metodologías pensadas con y desde lxs artistxs implicadxs, que permitan poner en común sus procesos creativos, y con ello proponernos construir nuevos sentidos desde la discapacidad.
En el 2022 nos propusimos montar una exposición sobre Arte y Discapacidad. Decidimos hacerlo a pesar que esta primera experiencia nos dejaba un desafío adicional: trabajar con mayor detenimiento con los equipos administrativos de la Fundación, para que su comprensión sobre la discapacidad, no se convierta en una limitante para alcanzar este propósito. Nos dimos cuenta que era necesario, puertas adentro, hablar sobre las autonomías y los derechos de las personas con discapacidad, buscando mayor coherencia interna entre nuestros discursos y prácticas como institución.
Con un poco más de ganas de incomodar y poner en crisis nuestro confort como institución, iniciamos la propuesta expositiva “Desbordes: pulsiones discas de la intimidad” junto a Karina Marin, Andrea Mosquera, Ricardo Luna, Adrian Fontanini, Suelin Noriega, Vivian Rodriguez, Samantha Caicedo, Domenica Polo, David Burgos e Isadora Parra.
Desde el inicio se planteó una metodología participativa con todo el equipo del CAC: desde la concepción de la exposición hasta su montaje. Siempre se planteó que el equipo educativo debía estar involucrarse en cada fase para contar con sus aportes. Por ello generamos varios encuentros con la curadora y lxs artistas, permitiendo el contacto directo entre todxs. Una forma poco común en la que aquí se han relacionado los equipos con los artistas y curadores. Siento que esto permitió que el equipo educativo tenga otra relación con la propuesta, porque fueron “parte de” y no un “complemento de”.
Se realizaron encuentros con todo el CAC: equipo educativo, operaciones, limpieza, seguridad, exposiciones y programas públicos y museografía, eso fue fundamental para que todxs tengan más interés sobre las medidas de accesibilidad en general y empezar a acercarnos a la accesibilidad cognitiva.
El encuentro creativo con el equipo de museografía fue clave en el proceso. Primero porque pudimos estar todos los equipos antes mencionados junto con lxs artistxs y curadora, intercambiando ideas de cómo debería ser el montaje de las obras, el nombre de la exposición y el diseño de su imagen. El poder escucharnos y ver las diferentes posibilidades de las miradas e imaginación de cada artista generó una conexión con la temática, con las obras, con las historias, con los conceptos, con el por qué de la propuesta. Siento que esto permitió que las mediaciones tengan otro tipo de detonantes, además de romper la jerarquía naturalizada entre artista, curados y equipos del museo.
El 3 de diciembre del 2022 en una mañana soleada, inauguramos la exposición entre un cúmulo de emociones. Ahí también rompimos con el formato tradicional y formal de una inauguración. Entonces decidimos que tenía que ser en la explanada del ingreso al CAC, para formar un círculo y poder vernos entre todxs. En vez de un discurso de inauguración brindado por autoridades, se creó un manifiesto colectivo entre todas las personas que fuimos parte de este proceso que respondía a la pregunta ¿cómo nos dejamos afectar? Hicimos una lectura colectiva.
Soñamos con un montaje que se desbordara, que rompiera con los montajes clásicos a los que estamos acostumbrados, se propuso tener paneles moviles para que los visitantes puedan moverlos y tener cada día un montaje distinto. Pero como las obras, en su mayoría, eran videos esto resultó complicado. Las ideas iban y venían el montaje tenía que tener distintas alturas o incluso que la entrada funcione como un laberinto, causando algo de incomodidad para ver las obras. Lograrlo no fue sencillo, y de muchas maneras terminó siendo una exposición similar a las que definiríamos como “tradicionales”. Sabemos que debemos continuar incomodando para romper nuestros propios cánones museográficos.
Nosotrxs no lo logramos, pero los visitantes si. Se desbordaron: la obra de Andrea Mosquera “Aunque la mirada te pese” que abordada el derecho al placer de lxs cuerpxs disca, incluía videos y una instalación con los elementos que utilizaba en ellos. La instalación consistía en una repisa blanca con una copa de vino, un pintalabios, unas uñas postizas y a lado un corset rojo colgado, con la intención de que el público lo pudiera tocar y sentir su textura. Un fin de semana, un visitante tomó el pintalabios y empezó a dibujar y escribir en toda la repisa, parte de la pared e incluso en la copa. La primera reacción -como era de esperarse- fue la notificación como un “incidente” con la obra. Inmediatamente informamos a Andrea y ella, con soltura, respondió “me encanta que haya pasado eso”. No se limpió la obra. Se pusieron crayones y colores rojos. Los visitantes se desbordaron dejando mensajes, dibujos, poemas y posturas políticas sobre lxs cuerpxs diversos en TODAS las paredes de un pabellón que mide 27 x 7 metros. Satisfechas, nos gusta pensar que esas son las cosas que puede provocar la discapacidad cuando entra en relación con el arte.
En una ocasión, invitamos a toda la Fundación Museos de la Ciudad a ser parte de un recorrido por la exposición, nuestro mayor interés fue convocar a los equipos administrativos, para que puedan ver materializada la propuesta que ellos solo habían conocido “en papeles”. Para este recorrido contamos con el apoyo de una de las artistas, Andrea Mosquera, para que puedan conversar con ella y puedan conocer más sobre su proceso creativo. En la mediación se cuestionó sobre la visión de la discapacidad como “eternos niñxs” sobre el asistencialismo y se aclaró que todxs lxs cuerpxs tenemos derecho a sentir placer. Personalmente, pude sentir su incomodidad y creo que esto dejó, en más de alguno, nuevas preguntas sobre su confort y privilegios.
Conocer las sensaciones e impresiones de lxs artistxs, al ver materializada la exposición y las provocaciones esta empezaba a generar, también fue revelador: la alegría, la emoción en sus rostros. Por ejemplo, el artista David Burgos, nos compartió su impresión sobre la exposición y sobre un taller de poesía que brindó como parte de la programación: “para mi Desbordes fue algo super lindo, fue un salvavida en medio de un monto de quietud que venía arrastrando desde la pandemia (…) el espacio (del arte) donde me encanta habitar, con el taller del Desbordando el CAC+1, la exposición misma y la inauguración de Desbordes, solamente me recordaban lo mucho que me gusta volar en el arte.
También nos conmovió la emoción de la artista Sam Caicedo al pintar su primer mural. Durante una semana pasamos juntas seis horas diarias pintando, escuchando hip hop, conversando y riendo hasta terminar su mural “Perdimos”, una obra que reflexiona sobre la relación entre la violencia sobre los cuerpos de las mujeres y la naturaleza.
Otros testimonios, igual de potentes, como saber que a Andrea le desborda las ganas de hacer arte o conversar con Adrian Fontanini y escuchar que para él “el arte es sentimiento, el arte es amor”. Para mi, eso ¡ya eso es todo!: el compartir y desaprender junto a ellxs, me reafirma que el camino de incomodar para desaprender seguirá siendo la forma para llenar los museos de más voces, diversas, con otras estéticas y otras formas de habitar y percibir el arte.
Y qué mejor que sea esta revolución de los afectos dentro de los museos los que rompan con las hegemonías y elitismos que, por mucho tiempo, han tenido bajo su poder estos espacios. Espacios donde no deberían existir límites para cuestionarnos, reflexionar, encontrarnos en procesos colaborativos desde los cuidados, para fracturar y poner en crisis la normatividad del arte y la cultura.
Pienso que el mayor desafío de esta exposición fue intentar romper con la comodidad de una institución mecanizada en sus procesos, anclada a un sistema de producción capitalista y neoliberal, que no permite que los equipos puedan volarse, tomar pausas, sentir. Nos limitan los ritmos acelerados de generar programaciones bajo la premisa de las ventas, de la ampliación de audiencias, y de lo masivo que -en teoría- reviste de legitimidad a los espacios culturales. Un sistema que además nos enseña a medir y clasificar a las personas según su capacidad de reproducir “normalidad”, de ser funcionales, al tiempo que nos violenta, nos explota, genera desigual, es excluyente, individualista y patriarcal.
Pero la discapacidad nos propone otros ritmos y otras miradas. La discapacidad, como aprendimos junto a Karina Marín, entendida como una herramienta para poner en crisis la normalidad y las prácticas asistencialistas y capacitistas.
DESBORDES QUE SON TORRENTE
El desborde altera, trasciende la forma establecida. De septiembre de 2022 a marzo de 2023 nosotrxs, educadorxs del Centro de Arte Contemporáneo de Quito, nos dejamos desbordar por la provocación de una muestra que trascendió cualquier formato expositivo que nos resultase conocido.
Aprendimos que los tiempos del arte, como los de la educación, son propios de cada persona y merecen ser respetados, por eso, hemos decidido escribir estas memorias en los tiempos de cada unx, hasta encontrar uno común que permita todas las lecturas; porque consideramos que nuestros aprendizajes son importantes, y porque se lo debemos a lxs artistas y visitantes con quienes los construimos.
LOS AFECTOS – EL DESBORDE
Recibimos una invitación, como el llamado para iniciar un tejido, al que nosotrxs como mediadores, practicantes y educadores nos atrevimos a contestar y nos responsabilizamos en el acto de tejer colectivamente. Gaby, de mediación comunitaria, Karina e Isadora, desde la curaduría, y todxs lxs artistas de la muestra nos propusieron crear un espacio de confianza y cuidado para educarnos sobre las barreras que tanto nos habíamos esforzado construyendo como “personas normales”, ellxs nos enseñaron a desbordarlas.
Algunos de estos aprendizajes ya los presentíamos, otros nos obstruyeron la cotidianidad, permanecieron durante el tiempo de la exposición y ahora, los reconocemos y cuidamos como componentes valiosos de nuestra memoria.
Primero vino Karina, a desestructurarnos todo, desde el miedo hasta la alegría, su tiempo con nosotrxs ha sido clave para transitar la inseguridad de no saber cómo relacionarnos con las personas con discapacidad, la frustración por la falta de accesibilidad del edificio, el habitar el conflicto de la institucionalidad y la apertura para aprender y dejarnos vaciar de prejuicios o estereotipos.
Casi enseguida, identificamos los afectos y creemos que es ahí cuando el verdadero desborde inicia, como cauces que agrietan y rompen lo establecido. Como la alegría de Sam al pintar su mural y conversar con nosotrxs, describirnos su obra hecha entre la fuerza de su convicción para representar algo tan doloroso como la frustración de la indiferencia social por la vida. Como Diana, enseñándonos a tocar las palabras a través del braille.
Otras rupturas sumaron esfuerzos colectivos, en empeños de estudiantes como Julián, Tomás y sus compañerxs que, desde su sensibilidad y camino de conocimiento en el colegio, propusieron un gesto visual que provoca la ironía y humor por la inaccesibilidad a la segunda planta del edificio, y cómo este síntoma se amplía a la inaccesibilidad de todo lo que no nos es conocido. Durante la inauguración lxs chicxs se tomaron fotos desde las gradas, mientras saludaban al público celebrando su intervención. La voz en este evento estaba tan abierta que permitió lecturas y abrazos, manifiesto y poema, lágrimas de todxs y la intervención de Ismael, el niño que lo desbordó todo, cuando se robó el micrófono en medio del performance de Andrea y David.
LA MEDIACIÓN – EL TORRENTE
Mientras la exposición estuvo abierta los cauces se deformaron y lo inundaron todo, como Ricardo graffiteando el CAC y hablándonos de reconocernos en el activismo, como Andre seduciéndonos para rayarlo todo, como David brindándonos posibilidades infinitas en una sola frase que parecía abarcar el mundo, como Dome con su honestidad radical y sin pretensiones, como los abrazos de Adrián – nunca un artista había abrazado tanto a unxs mediadores -, como Suelin, que en susurros nos caló el alma, o como Vivian gritándonos frente a un columpio. Hemos sentido, en acuerdo mutuo, que este horizonte de cuidados nos llevó a construir respeto y mucha empatía por mediar esta exposición, nos sentimos orgullosxs de mediar estas obras.
Andre, que en un videoperformance plantea su cuerpx como lugar de lucha por la enunciación de su libertad, por sentir deseo y placer, por definir su cuerpx como un territorio propio y sin barreras, a diferencia de muchxs artistas que han exhibido en el CAC durante más de una década, estuvo presente casi cada semana, proponiendo espacios para la escucha y los afectos. Ella nos enseñó a sentir todo en otro ritmo y con otros lenguajes.
A partir de las mediaciones que hicimos pudimos equiparar voces muy diversas, con ejercicios simples como cerrar los ojos, volver a mirar, volver a escuchar. Mediamos con familias, habitantes de calle, niñxs, trabajadorxs, estudiantes, con quienes pudimos crear una relación entre sus preguntas y perspectivas sobre las obras en la sala, construyendo ideas en torno al género, el poder y la moral en el espacio público. La sala de exhibición se sentía como un lugar al que unx quiere regresar.
Mireya, nuestra compañera mediadora, decidió empezar su propuesta educativa “Interrelaciones para sanar” en la sala de Desbordes, porque brindaba el cobijo necesario y nos permitía reconocernos. Esto activó muchas formas de diálogo sobre los cuidados y su importancia para sostener la vida.
Comparando exhibiciones pasadas, nos cuestionamos sobre las jerarquías y las dinámicas que siempre pasamos por normales. Esta exposición ha abierto abismos, como por ejemplo, en los datos de la presencia del público con discapacidad en el CAC durante la exhibición. ¿Qué públicos se exponen también desde los enunciados de lxs artistxs? Incluso, la existencia de recursos como la pared de accesibilidad, la altura de las obras, el columpio y la lectura fácil, nos hace pensar en dónde estaban estas posibilidades cuando se hablaba de “cosas normales”, esto debería ser la norma. El espacio museográfico no dejó de interpelar al público, enfrentándolo a preguntas sobre los espacios y usos normados de un museo.
Esta exposición resultó para nosotrxs en un ejercicio de escucha profunda, en un diálogo cargado de mucha emotividad, tanto interna como externa. Pudimos reconocernos entre artistas, visitantes y mediadorxs como interlocutores válidos, pudimos acercarnos a historias personales como la familia que tenía su abuelita que se estaba quedando ciega, como las personas que viven con VIH, como reconocer que todxs necesitamos algún tipo de apoyo para cuidar la vida, nuestras vidas.
INNOVACIÓN – CONSTRUIR LO DESCONOCIDO
Ahora nos queda la interrogante ¿para quién mediamos entonces? Nos cuestionamos los procesos expositivos en su amplitud, comprendemos las exposiciones más allá de sus tiempos habituales. Como equipo, reconocemos y valoramos esta experiencia, que no ha dejado de enseñarnos y sorprendernos en cada una de sus etapas.
Uno de los mayores aprendizajes resultó de un ejercicio lúdico, después de un acercamiento con la Comunidad Educativa Alfaguara, quienes visitaron la exposición mediada por una experiencia sensorial. Propusieron una respuesta en formato expositivo, a la que llamamos “Jugadurías”. Lxs niñxs construyeron obras de arte con contenidos curriculares, transversalizando la pregunta – como recurso curatorial – ¿qué apoyo necesitas para estar presente en este arte?, cada obra creada por ellxs es presentada en formatos visuales, táctiles y con dispositivos que permiten cambiar la “normalidad”. Creemos que este grupo de niñxs se atrevió a construir lo desconocido a partir de una exhibición que desbordó la idea de museo, ahora nos toca a nosotrxs.
Gracias por abrir las grietas, por provocar el desborde; gracias por nunca intentar contener este torrente, estamos segurxs que juntxs, tenemos la capacidad de crear océanos.