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¿Quiénes somos?

El Museo del Carmen Alto es un espacio cultural que investiga, preserva y pone en valor el patrimonio cultural de naturaleza religiosa, promoviendo el disfrute y la construcción de nuevos conocimientos y significados diversos, a partir del fomento del pensamiento crítico y la reflexión.

Mediante narrativas dinámicas y opuestas a discursos unívocos sobre la historia, el arte y la religiosidad, proponemos a los públicos lecturas sensibles que generen conexiones entre los contenidos del museo con sus propios saberes e intereses. En este sentido, consideramos que el museo debe ser un productor de sentidos para la sociedad.

A través de sus tres líneas de trabajo (género, arte en todas sus expresiones y espiritualidad), el museo construye proyectos museológicos y ofertas educativas virtuales y presenciales accesibles, basadas en narrativas que desmonten los discursos hegemónicos, a partir de curadurías entendidas como acciones creativas y colaborativas, con y desde los intereses y necesidades de las comunidades.

Al ser un espacio de encuentro, reflexión e interpretación promovemos diálogos interreligiosos donde la diversidad de voces tiene cabida, contribuyendo a una convivencia de paz y respeto.

HISTORIA

El Museo del Carmen Alto (MCA) es el espacio cultural de creación más reciente de la Fundación Museos de la Ciudad. Es un proyecto cultural que nació por iniciativa de la comunidad de Carmelitas descalzas del Monasterio del Carmen Antiguo de San José, más conocido como Carmen Alto. Desde hace algunos años atrás, la comunidad religiosa se planteó la idea de abrir los espacios más emblemáticos de su casa como un museo para la ciudadanía.

El Monasterio del Carmen Antiguo de San José o Carmen Alto se fundó el 4 de febrero de 1653, para ofrecer amparo y protección a las mujeres de los sectores privilegiados de la sociedad colonial en estado de orfandad, viudez, o que, por diversas razones, quedaban al margen del matrimonio. El Obispo de Quito de aquel entonces, Agustín de Ugarte y Saravia, financió con sus propios recursos y gestionó ante la corona española la autorización para fundar el monasterio, el cual quedó establecido con la llegada de una comitiva conformada por algunas monjas, sirvientas y ayudantes provenientes de un convento carmelita de Lima.

A su llegada, la comitiva se estableció temporalmente en unas incómodas casas que pronto abandonaron para mudarse de manera definitiva a la casa donde vivió desde 1618 a 1645, Mariana de Jesús, un personaje ícono para la religiosidad popular quiteña. Desde entonces, las carmelitas establecieron en esta casa el primer Monasterio de Carmelitas Descalzas de la Real Audiencia de Quito, llegando a ser reconocido como uno de los conventos femeninos más exclusivos de Quito, donde profesaban únicamente mujeres de la elite quiteña.

Luego de un proceso de negociación y la firma de un convenio de cooperación entre la comunidad religiosa del Monasterio del Carmen Alto, el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) y la Fundación Museos de la Ciudad, el museo se abrió al público el 5 de diciembre de 2013.

Hoy en día, el Museo del Carmen Alto es una experiencia única en Ecuador, pues no se trata de un espacio cedido y entregado, sino que partió de un acuerdo en el que la comunidad de Carmelitas descalzas tiene participación activa en la toma de decisiones. A diferencia de otros museos similares, el Carmen Alto es un museo vivo, dado que está emplazado en un espacio patrimonial compartido con una comunidad religiosa que mantiene vigente su modo de vida en clausura, desde su creación en 1653, hasta la actualidad. Los espacios y objetos patrimoniales que exhibe el museo siguen siendo espiritual y afectivamente significativos para la ritualidad carmelita.

SALAS PERMANENTES

Comunidad Carmelita descalza en Quito

La historia y cotidianidad de la comunidad religiosa se muestran en el locutorio, portería interna, consumidero, sala de profundis, refectorio, repartidor, cocina, celda, taller de costura, sala capitular y biblioteca. Numerosos objetos utilitarios y obras artísticas forman parte de la narrativa de este eje temático. Los textos de cédulas se construyeron con base en los testimonios de las monjas con la intención de mostrar la riquísima historia del convento desde la voz y perspectiva de la sensibilidad de quienes lo habitan.

El arte del Monasterio del Carmen Alto

El arte religioso del convento distribuido a lo largo del museo, se encuentra principalmente en la Sala de los Apóstoles, Vida de la Virgen María, Antecoro, Sala capitular, Refectorio y en los corredores de la segunda planta del monasterio.  Se trata de una colección de pinturas y esculturas principalmente sobre Cristo, personaje que pasó a ser el centro de la contemplación en los conventos de mujeres, y para las místicas femeninas, un trascendental tema de meditación y oración. De igual manera, existen numerosas representaciones de la Virgen María, símbolo esencial de feminidad, virtuosismo y ejemplaridad, razón por la que adquirió un rol protagónico en la vida monacal femenina. En el Monasterio del Carmen Alto, la Virgen María ha sido venerada no solo como patrona del Carmelo, sino también en los diferentes episodios de su vida. Asimismo, los santos relacionados con la Orden del Carmen están representados en el arte conventual, podemos mencionar la serie mural del siglo XVIII, una de las más completas y mejor conservadas de Quito, sobre la vida de Santa Teresa de Jesús o de Ávila, mística y escritora del Siglo de Oro de la literatura española y la reformadora de la orden del Carmen.

La vida de Mariana de Jesús

Mariana de Jesús, la santa quiteña del siglo XVII, está representada en cuatro espacios del museo: en el locutorio, en el coro alto, en el “Patio de los Naranjos” y en la sala que lleva su nombre, a través de la serie pictórica de su vida pintada por Víctor Mideros en la década de 1920. Mariana de Jesús es un personaje ícono para Quito, fue nombrada heroína nacional en 1945 y canonizada en 1950, ocupa un lugar importante en la historia y religiosidad quiteña. Sin embargo, su historia ha sido construida por voces masculinas entre mitos y leyendas. El jesuita Jacinto Morán de Butrón, por encargo de la Compañía de Jesús, escribió en el siglo XVIII la primera hagiografía, es decir, la vida ejemplar de Mariana de Jesús, un relato barroco carente de historicidad, en el que se construye una narrativa extraordinaria en la que cabe preguntarse ¿en qué medida se distorsionó la vida de esta mujer? La narrativa oficial sobre Mariana de Jesús reproduce silencios, estereotipos, distorsiones y mitos, sin que hasta el momento hayan sido encontrados documentos en los que Mariana hable por sí misma.

Reserva del Museo

La colección del museo consiste en 3.700 objetos entre los que se cuentan pinturas de caballete y mural, imaginería, mobiliario, platería, textiles, impresos y manuscritos, fragmentos arqueológicos y objetos utilitarios de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX. La colección cuenta con:

  • Un fondo documental: compuesto de libros religiosos, clásicos de la literatura universal, y otros temas que datan desde el siglo XVI hasta el XX. Documentos musicales: rollos de pianola, discos de carbón y numerosas partituras manuscritas e impresas de compositores nacionales y extranjeros de música religiosa y secular.
  • Pinturas de caballete: datadas desde el siglo XVII hasta el XX, de artistas anónimos y de reconocidos pintores de los periodos colonial, republicano y moderno, como Hernando de la Cruz, Isabel de Santiago, Bernardo Rodríguez de la Parra, Joaquín Pinto y Víctor Mideros.
  • Esculturas: trabajadas con varias técnicas de policromía de los siglos XVII y XVIII; siendo de mayor relevancia, por sus características, el conjunto de la “Dormición de la Virgen”, formado por 17 esculturas de tamaño natural.
  • Pintura mural: el MCA contiene una de las series murales más completas de Quito, constituida por 41 falsos frescos realizados por artistas anónimos del siglo XVIII sobre la vida de Santa Teresa de Jesús, reformadora de la orden carmelita descalza.
  • Orfebrería: colección de numerosos objetos como cálices, copones, vinajeras, entre otras piezas, en su mayoría, elaboradas en plata y oro con incrustaciones de piedras preciosas y de fantasía, destinadas al culto del monasterio. Se destacan dos extraordinarias custodias del siglo XVII y XVIII respectivamente.
  • Material arqueológico: principalmente fragmentos del periodo colonial encontrados durante la rehabilitación del monasterio, que evidencian las transformaciones físicas y espaciales de la casa original de Mariana de Jesús y su transformación en monasterio, aportando datos sobre técnicas constructivas y materiales propios de la arquitectura de las casas coloniales quiteñas y su evolución en el tiempo.
  • Textiles: ornamentos litúrgicos del siglo XVIII y XIX, (capas pluviales, casullas, manípulos, estolas), confeccionados con varias técnicas de bordado y finos materiales, elaborados en su mayoría por las religiosas del convento.
  • Objetos utilitarios: múltiples piezas de menaje de cocina y mobiliario del monasterio que dan cuenta de la vida cotidiana de la comunidad religiosa, datados desde el siglo XVIII al XX.

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