¡No somos turistas! ¡Venimos a la Minga!
Minga en el huerto de Miriam Soria.
Memoria No. 01.

Fecha: 17 de septiembre del 2022.

Lugar: La Tola Chica – Ilaló.

Con varios días de antelación nos convocamos a la minga. La planeamos como parte del programa educativo de Territorios que sanan. El proceso comunitario-investigativo-educativo nos había revelado qué implica ser comunera, huertera, productora de plantas medicinales y cuáles son los desafíos de proteger aquellos territorios que sanan.

El oficio de hierbatera se aprende viendo, haciendo, sembrando, recogiendo, cultivando, probando, oliendo. Por eso la minga se volvió un paso coherente para nosotros en esta búsqueda de hacer tangible la defensa de aquel oficio y aquellos territorios. Si la investigación nos reveló que los territorios que sanan están en riesgo, si el oficio de hierbatera está en riesgo, el Museo de la Ciudad no podía dejar de asumir la responsabilidad de fortalecer los procesos comunitarios que sostienen esos ecosistemas, esas vidas y esas relaciones.

Llegamos el sábado 17 de septiembre a las 8h00 al Museo de la Ciudad; hicimos un círculo para hablar de quiénes somos y cuál fue nuestro interés de asistir a la minga. Entre las voces que alimentaron el círculo, surgieron testimonios como: “vine porque la juventud no tiene interés en participar en estas actividades”; “vine porque tengo una huerta y quiero aprender mas de como sembrar”; “vine porque es importante mantener estos lugares”; “vine porque tengo mi chacra y quiero aprender más de plantas medicinales”; “yo vengo de México y me gusta Ecuador porque aún se mantienen los conocimientos ancestrales”; “para mí el trabajo en la tierra es un espacio que rompe fronteras”.

A las 8h30 reunimos las herramientas y subimos al bus. Una vez arriba tomamos lista para asegurarnos de que no falte nadie. Enseguida partimos, pusimos música, fuimos conversando sobre el paisaje. Nos hicimos preguntas sobre el camino; Evelyn preguntó: “¿por qué esta carretera se llama Ruta Viva?”. Empezamos a responder con algunas inferencias, hipótesis y conjeturas.

Al fin llegamos a la huerta de Mirian, eran las 9h30.

Fuimos recibidas con una agüita de hierbas. Mientras íbamos entrando, fuimos dejando los alimentos que cada quien trajo para compartir. Mirian nos presentó a su familia. Su mamá, su papá y sus hermanas nos dieron palabras de ánimo y gratitud. 

A continuación, recibimos indicaciones sobre las tareas que podíamos cumplir durante la jornada según las necesidades que identificó Mirian. Había mucho trabajo que hacer; algunas tareas implicaban más esfuerzo que otras, así que nos distribuimos según las posibilidades de cada unx. Algunas personas se organizaron para traer agua de la acequia, construir gradas de tierra, limpiar la maleza o pelar y sacar pepas de zambo.

A las 9h45 inició la minga, cada grupo se dirigió a sus distintas actividades. 

En medio del trabajo, la señora Rosa nos brindaba chicha de jora. Mientras recogíamos agua, el señor Víctor, papá de Mirian, nos mostró su otro terreno, y nos contó las dificultades de trabajar la tierra; nos dijo que los gobiernos de paso no han logrado que llegue agua a la comunidad.

A pesar de la fuerte presencia comunera, donde la gente apoya con “plata y persona”, el señor Víctor denuncia que no han logrado ser escuchados. Así, señalando la loma de enfrente,  indicó los  lugares donde sí llega el agua: los espacios ocupados por condominios e inmobiliarias.

     

A las 11:15 todos nos reunimos en el área más alta del terreno. Mientras conversábamos sobre las posibilidades y dificultades del trabajo, el David, un compañero cineasta y huertero, nos compartió algunas ideas que le inspiró el terreno de Mirian. Esas ideas las pudo conectar con su propia experiencia cuidando su parcela en el Ilaló. Habló sobre cómo las estaciones del año nos van diciendo qué hacer con la tierra. Cuando hay mucho sol, es tiempo de construir, de preparar las condiciones para cuando lleguen las lluvias y puedan crecer las plantas. Entonces, habló sobre sistemas de riego, sobre los pisos de recolección de agua de los Incas, sobre la importancia de planificar el trabajo, de sembrar árboles que tengan raíces fuertes para evitar deslaves, y sobre cómo podemos ser receptivos con las necesidades del terreno mismo.

Todo lo que hicimos fue registrado por “Tumbaco Informado”  https://youtu.be/XQSxttkB6gg y la Wary, comunicadora del Museo de la Ciudad.

A las 12:15 hicimos la pambamesa. En el piso, sobre unos manteles de colores, hicimos un pequeño altar con granos y colocamos todos los alimentos. Entonces, Mercedes Tasiguano hizo una oración de agradecimiento y procedimos a compartir los choclos, las papas, las ensaladas, el ají y las frutas.

Al final, a las 12h45 retornamos al Museo de la Ciudad.arcía Moreno y Rocafuerte (junto al arco de la Reina) y atiende al público de miércoles a domingos, de 09:30 a 17:30 (último ingreso a las 16:30). La entrada al I Encuentro de Sanadoras de las Comunas de Kitu es gratuita.